sábado, 23 de agosto de 2008

Fiel rutina

Escucho por ahí, que las personas están cansadas de la rutina, y la verdad es que no puedo entenderlos. Puedo deducir también, que la vida que yo llevo, quizás a muchos les resulte envidiable, siendo esa la razón de mi no comprensión. Paso a describirles parte de mi vida.
Vivo en una linda casa en Ciudad Jardín. Es un hermoso barrio, lleno de plazas, de árboles, de coloridos recovecos de flores. La casa es más que cómoda. Me levanto temprano, salgo a pasear, camino aproximadamente 30 minutos por la mañana. Me siento en alguna plaza, miro la gente pasar, me tiro al pasto, corro, en resumen hago lo que tengo ganas de hacer. Vuelvo a mi casa… en realidad no es tan mía. De chiquito me separaron de mis verdaderos padres y pasé un tiempo encerrado. El lugar era frío y oscuro, aunque también había otros como yo, no la pasaba nada bien. El tiempo parecía o avanzar, hasta que llegaron ellos. En cuanto me vieron no lo dudaron ni un minuto, y enseguida empezaron con los trámites para que yo formara parte de su familia. Ahora vivo en su casa, que ya es como mía. Prosigo. Al volver a casa, como algo si tengo ganas, voy al jardín, o miro tele o talvez me tiro nuevamente a dormir.
Por la tarde siempre hay movimientos, ya que somos bastante sociales, y hay gente entrando y saliendo de la casa. Yo voy de aquí para allá, revisando que todo esté bien, una y otra vez. A veces encuentro objetos tirados que devuelvo inmediatamente, y otras veces tengo que admitir… me los quedo por un tiempo para inspeccionarlo. Algunas veces me descubren, pero otras no.
Por la tarde vuelvo a disfrutar del aire libre, salgo a correr, a veces solo, a veces acompañado. Me gusta meterme en los patios delanteros de las casas de los vecinos cuando ellos no están, tan solo pasar corriendo. Cuando va cayendo la noche y la familia entera se junta, la felicidad es mayor. Muchas veces, los fines de semana, hay invitados en casa y yo no me canso de avisar cuando alguno tocó el timbre y de salir disparado para ser el primero en dar la bienvenida. La mayoría de los días de mi vida transcurren de esa manera, sin mayores alteraciones. Pero la verdad no me molesta que sean iguales, soy plenamente feliz con ello. Hoy por ejemplo, nos vamos todos a un parque a pasar la tarde. Francisco, Gloria y Rebeca, la revoltosa. No me canso de jugar con Rebeca a lo que ella quiera. Escucho un nombre, es Francisco llamándome, se acerca con algo en la mano. No puedo soportarlo por mucho tiempo y corro hacia él moviendo la cola. Lanza el palo al aire, y yo corro a interceptarlo al vuelo, para luego entregárselo a mi amo y que volvamos a jugar. Más tarde comemos algo, tomamos y cuando el sol cae, regresamos a casa.
¿Qué más puedo pedir? Los amo profundamente y estoy seguro de que ellos me aman a mí. Ahora por la noche pienso en el día y todo lo que me divertí. El cansancio se apodera de mi cuerpo y quedo tendido en mi nueva chuchita. Me duermo sabiendo que mañana será un nuevo día de anhelada rutina llena de vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué ternura!

Warrior dijo...

Excelente =D

Malena Ferrini dijo...

ah!!! me encantó!! que lindo ser feliz con tan poco!!

besos y...

waf!! waf!!

Shushu dijo...

¡SI!
Fidelidad hasta el día de su muerte.
Hay que saber aceptarlos y quererlos.
Tendríamos que alejarnos de la naturaleza humana, y empezar a ser feliz con menos, si eso conlleva a dejar de ser humano, y ser más perro o lo que fuere... yo compro igual