miércoles, 3 de septiembre de 2008

mEMOrias

No puedo creer que te hayas ido. Todos los planes que teníamos juntos, todas las vidas que viviríamos juntos, todos los viajes planificados, ya no existen. Lo peor de todo, no es que no existan, sino que da lo mismo que hayan existido alguna vez, por lo que en realidad en este momento nunca existieron más que en un lejano recuerdo de melancolía y desesperación por aferrarse a algo.

¿Quién se va a reir de mis chistes? ¿Quién me va a abrazar por las noches?

Ya nada tiene sentido. ¿De que sirve tener mi corazón latiendo por alguien que ya no está, alguien que ya no va a volver? Es indistinto que esté dentro mío o siendo devorado por alguna alimaña del bosque. Nunca pensé poder sentir el vacío que siento, un vacío donde nada existe, donde nada importa, donde el pasado se esfuma a cada instante, donde no hay un presente pero si un futuro negro y desolado. Mis lágrimas no son suficientes para expresar lo que siento en este momento. El dolor físico y el auto flagelamiento solían ayudarme en momentos como este, pero ya no es así. Esto supera toda mi realidad. Sé que si abriera mis venas con una gillette y me tendiera en la bañadera, nadie vendría, nadie lloraría por mi. Yo mismo me siento desaparecer, es más, no logro distinguir mis pies, no los siento. ¿Qué significa esto? ¿Estaré muriendo? No es tan malo después de todo. Dejo de sentir completamente las piernas. El pasado deja de desvanecerse. Yo mismo no estoy desapareciendo, sino que… ¡Me veo! Me estoy viendo a mi mismo, escribiendo estas palabras. Puedo ver la tristeza que siento, pero estoy más allá de ella. Puedo sentir la felicidad de otros, puedo sentir el amor que viene del exterior, puedo mirar el sol y saber que da vida, como el agua al caer en la tierra seca. Puedo ver que el mundo en el que estoy sumergido no es el único, y que tampoco me encierra dentro, sino que me encierro yo mismo, por temor, por miedo, por costumbre. Las letras van llegando a su fin. Empiezo a sentir nuevamente la angustia. Lo único que espero, es que al volver a mi cuerpo, pueda recordar todo lo que logré ver desde aquí. De que hay que seguir adelante, de que no hay que rendirse.

El pasado vuelve a desvanecerse. Vuelvo a mi cuerpo ¿Felicidad?¿Porqué estaba pensando en ella? La carta va terminando. Realmente no recuerdo en que pensaba mientras la escribía. Mi vida ya no tiene sentido alguno. ¿Qué sentido tiene salir? No lo sé, sin embargo, siento la necesidad de salir a la luz del día. No quiero terminar este escrito, sin decir que te amo, y que nunca voy a dejar de amarte, hasta el día en que la chispa de mi vida se extinga en la soledad que yo mismo me creé.

Dejo la carta sobre la mesa, y salgo a despejarme un rato. El arco iris recorre todo el cielo. No hay nubes, y el calor del sol calienta mi rostro. ¿De donde salen estas ganas de seguir adelante? Escucho un perro ladrar y lo veo venir. Se deja acariciar y me lame la mano antes de alejarse corriendo. ¿Dudo? ¿Qué estaba apunto de hacer cuando escribía? ¿Habría sido mi carta de despedida de este mundo? No lo se. Una parte de mi quiere seguir, quiere caminar. Otra quiere retirarse, demasiado cansada para volver a soportar una perdida como esta. No sé que hacer. El rostro de mi madre aparece en mis pensamientos. También a ella la amo. Amo a mi papá y a mis hermanos. No podría ser tan cobarde de abandonarlos a ellos como alguien me abandonó a mí. No lo voy a hacer…








…al menos no hoy

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Matate Emo... No ves que sos la escoria del mundo.. viva el verde.. militar

Warrior dijo...

Sé que me está acechando. Trato con todas mis fuerzas de resistirme, no quiero darme por vencida. No quiero que gane su
batalla. Pero es un adversario difícil. Busco mil maneras de distraerlo, pero de a poco va ganando terreno. Ya llevamos
una batalla de 3 o 4 días. Resulta agotador. Él conoce perfectamente mis debilidades. Y sabe como usarlas contra mí. Me
conoce más de lo que yo me conozco. Sé que le vengo ganando varias batallas... pero muy en el fondo de mí sé que
en cualquier momento me va a ganar él. Ese presentimiento me persigue, y me oprime el corazón. Quizá ese mismo
presentimiento es parte de su estrategia, y parte de mis flaquezas. ¿Cuándo empezó la guerra? No sé decirlo, lo que sí
puedo asegurar es que no la comencé. Tampoco entiendo por qué él se empeñó contra mí. Quizá quiera castigarme por algo que
hice. Es una lucha cuerpo a cuerpo, personal, íntima. Somos sólo él y yo.
Tengo armas para combatirlo, pero se van acabando las ideas, las estrategias, las distracciones. Y cada batalla es como
empezar de cero. Tengo aliados, que darían su sangre por liberarme, pero su ayuda no alcanza. Sirve de mucho pero no
alcanza. Yo sé que al final, la pelea es cerrada.
¿Cuándo va a terminar? ¿Quién va a ganar la guerra? Cómo saberlo... es difícil poder ganar, sin saber contra quién se
pelea ni por qué. Sospecho que cuando encuentre respuestas a todas estas preguntas, voy a estar en condiciones de pelear,
o quizá ya haya ganado la guerra. Mientras tanto, sólo queda resistir.

Shushu dijo...

FAA warrior mi vida! Que pedazo de pelea te mandaste! Me encantó. Che titito... ¿Te presto la gilette?